Octavo capítulo

El octavo capítulo de la novela trata de como Jorge vive y siente la situación en la que se encuentran él y sus amigos, sobretodo Jorge. Reflexiona y reflexiona, a la vez que mirando al póster, sobre su mismo autor, que en estos momentos yace herido y abandonado en una chabola mientras él se encontraba al abrigo de todas las seguridades cotidianas. En este capitulo también podemos observar como la madre de Carlos intenta ayudarlo, ya que ve que lo está pasando mal. Pero, como menciona el libro, una vez nos hacemos mayores e independientes, las madres tienen que "ver como sus polluelos abandonan el nido, como caen en el intento de volar...". Y esto es una cosa que nos ocurre tarde o temprano a todos; debemos madurar y hacernos mayores. A veces, también hay que sufrir las penas en solitario, y aunque duela, te hacen más fuerte. El capítulo se llama "En el país de las maravillas" ya que la misma noche en que ocurre lo anteriormente dicho, las pesadillas deciden hacerle compañia. Carlos sueña con el famoso conejo blanco de Alicia en el País de las Maravillas, que lo lleva por unos caminos que huelen a cadáveres, y donde unos seres vivos con apariencia de cadenas lo atrapan... Entonces, una vez despierto en medio de sudores y nervios, llama a Marga y hablan sobre qué hacer con Jorge, y no obtienen una respuesta concreta.

Este capítulo me ha hacho pensar qué haría yo si me encontrase en el lugar de estos chicos, y la verdad, no lo tengo muy claro. Es una situación muy difícil y peligrosa a la vez. ¿No sería todo más fácil si todos estuvieramos en igualdad de condiciones?